jueves, 24 de enero de 2013

 

¿Creemos en la Iglesia?

No solo la sociedad europea está en crisis, la Iglesia está en crisis. Por tanto, es vital que reflexionemos nuevamente y profundamente sobre ella. En su artículo aquí presentado, «Credo (…) Ecclesiam», una reflexión, Rainer Sörgel nos invita a reflexionar sobre la Iglesia. El punto de enfoque está inspirado en el pensamiento del teólogo alemán Eugen Biser, concretamente en su artículo Provocaciones de la libertad.

La siguiente cita de Rainer puede despertar el apetito.

Por qué mientras que la conciencia colectiva cristiana de los primeros siglos llegó a formular sin titubeos su fe en la Iglesia (el «en» no aparece en todas las fuentes), parece que a nosotros hoy nos cuesta decir con convicción plena y franca: «Credo (…) Ecclesiam…». ¿Es posible que aquí nos topemos con uno de los síntomas, si no causas, de nuestra actual crisis eclesial?






2 comentarios:

  1. Querido Rainer: gracias por tu reflexión. El texto es interesante y el recurso a la noción de sabiduría/libertad me parece valioso, porque ayuda un poco a "salirse" de esa concepción vetusta de la iglesia. Sólo tengo algunas observaciones: no creo que a las comunidades cristianas de los primeros siglos les resultara fácil confesar "creo en la iglesia". Mas bien creo que fue al contrario, dentro de los muchos conflictos que enfrentaron, tanto hacia afuera como entre los diversos "cristianismos" que polemizaban entre sí. En ese sentido, los credos no reflejan una homogeneidad en la confesión, sino unos mínimos a los que se llegó, no sin pocas dificultades. Los credos son puntos de llegada y el acuerdo de unos mínimos. Pero son mínimos importantes: pues parece necesario valorar esa diversidad, a la iglesia como una totalidad. Aquí puede ayudar una idea que trabaja Justo L. González, historiador cubano sobre la "catolicidad" de la iglesia: no se refiere a "universal", sino a un todo hecho de partes diversas (katós + holos, según el todo, hecho de pedazos diferentes), muchas veces irreconciliables, pero que, a pesar de ello, son parte de un mismo cuerpo, el cuerpo de Cristo. Tal vez se ha de confesar que somos parte de una iglesia de esa manera, como pedazos que no se ponen siempre de acuerdo, pero que no cesan de buscar la unidad en una realidad muy polémica.
    Rainer, gracias por la invitación a la reflexión. Víctor

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    1. Muchas gracias Victor por tu comentario. Efectivamente, en los primeros siglos hubo muchas corrientes, tradiciones que competían entre sí. Pero no van por ahí los tiros...
      Sólo decirte que, tanto la eclesiología católica como la protestante (reformada y luterana) entienden el "todo" como algo más que la suma de sus partes.¡Precisamente esto! No obstante, la cuestión de la unidad no fue el tema en mi reflexión. Tampoco he dicho que los cristianos de los primeros siglos la hayan confesado "fácil". Únicamente tomé como punto de partida, y de eso habla Gerda Riedl do modo muy convincente en su estudio, que el Credo refleja en su estructura y contenido lo que ha sido la experiencia común del grueso de los cristianos - sin ningun tipo de querer unificar o simplificar a la fuerza o negar la pluralidad. Y ahí está este "Credo ecclesiam...".

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